Ryan Hreljac nació en Canada en 1991. Tenía solo 6 años cuando decidió poner en orden su pequeño mundo. Si él podía disponer de agua potable abriendo un pequeño grifo ¿por qué al otro lado del planeta no podían hacer lo mismo?. Lo que convierte esta entrañable historia en un ejemplo para nuestras conciencias es la precocidad, el empeño y la perseverancia de un niño de tan solo 6 años por imponer sus convicciones. El magnetismo de sus acciones ha contagiado a miles de empresas y personas mayores que él, tal vez humilladas en la comparación objetiva.