Sí, con sabor a humanidad son los corazones que mejor funcionan, porque latir a golpes de amor es impulsar vida feliz. Esta característica, no muy común, por el mucho desconcierto interno que padecemos, la tuvo Madre Petra desde su nacimiento: "Me siento siempre llamada a vivir la caridad con los más pobres" ¡Qué bien lo dice el salmo 138! "me has tejido en el seno materno y soy un prodigio". En ese tejer misterioso y tierno, se debió poner una sobredosis de amor que fue la causa que provocó una vida tan diferente entre los hombres y tan especial para Dios: VEN AMADA MÍA.
